ESOPO.
Heracles iba caminando a lo largo de un estrecho sendero, cuando observó en el suelo un objeto que se parecía a una manzana. Quiso aplastarlo, pero el objeto duplicó su volumen.
En vista de ello, Heracles lo pisó más violentamente aún y lo golpeó con su bastón. Entonces, el objeto, hinchándose más, obstruyó el camino.
El héroe arrojó su bastón y se quedó allí, muy extrañado. En esos instantes compareció la diosa Atenea (que era muy sabia) y le dijo:
-Detente, hermano. Este objeto que te asombra es el espíritu de querella y de disputa: si se le deja tranquilo, se queda tal cual era al principio; si se le combate, se hincha cada vez más.
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