F.M DE SAMANIEGO. (adaptación).
Un labrador, que estaba trabajando en sus campos, obligado por el calor y la fatiga, se paró a descansar y se sentó debajo de una encina.
Allí, descansando, contemplaba agradecido sus campos, y los frutos hermosos que éstos le daban: melones, calabazas, pepinos. Pero en sus adentros pensaba y se decía que por qué la Providencia había puesto la bellota, que es el fruto de la encina, en un sitio tan alto y bonito. ¿No sería mejor -pensaba- que los melones y calabazas colgasen de los árboles? Así no se tendría que agachar a recogerlos.
Mientras estaba entretenido en estos pensamientos, cayó una bellota y le dio en la nariz. Y entonces se dijo: "Caramba, si en vez de ser una bellota es un melón o una calabaza, me quedo sin cabeza. Como es una bellota, me duele un poco la nariz, pero sigo vivo".
Dios es infinitemente sabio y todo lo que ha creado tiene su por qué
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