F.M DE SAMANIEGO (adaptación).
Había una vez un perro y un borrico que servían a un mismo dueño. Iban caminando y pasaron por un prado. El dueño cansado se echó a dormir. El borrico se disponía a hacer lo mismo, pero el perro que estaba hambriento le dijo: "Agáchate, borrico, y cogeré de la bolsa algo para comer". El asno se apartó, más el perro no cesaba en su intento y le seguía dando saltos y levantando las patas para alcanzar la bolsa y conseguir comida.
"No seas tonto, -le decía el asno- espera que se despierte nuestro amo. Entonces tendremos más hambre y comeremos más a gusto. Si comemos ahora lo haremos intranquilos, ya que estamos pendientes de si se despierta el amo".
Mientras estaban en esta conversación, sale un lobo del bosque y el asno asustado le pide ayuda al perro para que ladrara y, de esta manera, ahuyentara al lobo. El perro, en vez de ladrar, como lo haría un buen compañero, le dijo con sorna: "No seas tonto, espera a que se despierte nuestro amo. Como antes me aconsejaste que tuviera paciencia, ahora la voy a tener yo viendo cómo el lobo te da muerte".
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