(PARÁBOLA MUSULMANA)
Un pashá cruzaba el mar en su barco cuando se levantó una terrible tormenta. Uno de sus esclavos persas, quien nunca se había alejado de tierra antes, empezó a llorar, gemir y gritar con tal terror que nadie le podía consolar.
Al fin el pashá gritó enojado: “¿No hay nadie a bordo que pueda callar a este cobarde?” Un filósofo observó un momento al esclavo y luego llamó a varios marineros. “Tírenlo al agua”. Así lo hicieron, y empezó a ahogarse, agitándose desesperado, y sus gritos eran terribles de escuchar. “Ahora recójanlo”, ordenó el filósofo. El esclavo subió en silencio, sin llantos ni gritos.
“¿Cómo explica usted esto?” A lo cual contestó el hombre sabio: “Antes de sentirse ahogar no podía apreciar la hermosa seguridad del barco”.
Para los ángeles del Paraíso, Purgatorio es infierno. Pero para los condenados al infierno, Purgatorio es Paraíso.
Un pashá cruzaba el mar en su barco cuando se levantó una terrible tormenta. Uno de sus esclavos persas, quien nunca se había alejado de tierra antes, empezó a llorar, gemir y gritar con tal terror que nadie le podía consolar.
Al fin el pashá gritó enojado: “¿No hay nadie a bordo que pueda callar a este cobarde?” Un filósofo observó un momento al esclavo y luego llamó a varios marineros. “Tírenlo al agua”. Así lo hicieron, y empezó a ahogarse, agitándose desesperado, y sus gritos eran terribles de escuchar. “Ahora recójanlo”, ordenó el filósofo. El esclavo subió en silencio, sin llantos ni gritos.
“¿Cómo explica usted esto?” A lo cual contestó el hombre sabio: “Antes de sentirse ahogar no podía apreciar la hermosa seguridad del barco”.
Para los ángeles del Paraíso, Purgatorio es infierno. Pero para los condenados al infierno, Purgatorio es Paraíso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario