(ANTHONY DE MELLO)
Sócrates se encontraba en la cárcel esperando a ser ejecutado. Un día oyó cómo otro prisionero cantaba una difícil y poco conocida canción del poeta Stesikoros.
Sócrates pidió a su compañero que le enseñara aquella canción.
“¿Para qué?”, le preguntó el otro.
“Para que pueda morir sabiendo una cosa más”, fue la respuesta del gran filósofo.
El discípulo:
“¿Por qué aprender algo nuevo una semana antes de morir?”
El Maestro:
“Exactamente por la misma razón por la que quieres aprender algo nuevo cincuenta años antes de morir”.
Sócrates se encontraba en la cárcel esperando a ser ejecutado. Un día oyó cómo otro prisionero cantaba una difícil y poco conocida canción del poeta Stesikoros.
Sócrates pidió a su compañero que le enseñara aquella canción.
“¿Para qué?”, le preguntó el otro.
“Para que pueda morir sabiendo una cosa más”, fue la respuesta del gran filósofo.
El discípulo:
“¿Por qué aprender algo nuevo una semana antes de morir?”
El Maestro:
“Exactamente por la misma razón por la que quieres aprender algo nuevo cincuenta años antes de morir”.
Dice la sabiduría popular que "nunca es tarde si la dicha es buena"; si lo que se consigue satisface, ¿por qué renunciar a ello?
ResponderEliminarEs una pena que sepamos tan poco de este hombre, Sócrates, el tronco del que emergen después tan insignes ramas, Platón y Aristóteles. Debía de ser una persona de una gran riqueza interior.