ANTHONY DE MELLO.
Todo el mundo se asustó al ver al Mullah Nasruddin recorrer apresuradamente las calles de la aldea, montado en su asno.
“¿A dónde vas, Mullah?, le preguntaban.
“Estoy buscando a mi asno”, respondía Nasruddin al pasar.
En cierta ocasión vieron a Rinzai, el Maestro Zen, buscando su propio cuerpo. Ello hizo que se rieran mucho sus más estúpidos discípulos.
¡Llega uno a encontrarse con gente seriamente dedicada a buscar a Dios!
Todo el mundo se asustó al ver al Mullah Nasruddin recorrer apresuradamente las calles de la aldea, montado en su asno.
“¿A dónde vas, Mullah?, le preguntaban.
“Estoy buscando a mi asno”, respondía Nasruddin al pasar.
En cierta ocasión vieron a Rinzai, el Maestro Zen, buscando su propio cuerpo. Ello hizo que se rieran mucho sus más estúpidos discípulos.
¡Llega uno a encontrarse con gente seriamente dedicada a buscar a Dios!
Efectivamente, Dios está en todas partes; sobre todo en los más necesitados.
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