ANTHONY DE MELLO.
Ningún alumno Zen se atrevería a enseñar a los demás hasta haber vivido con su Maestro al menos durante diez años.
Después de diez años de aprendizaje, Tenno se convirtió en maestro.
Un día fue a visitar a su Maestro Man-in. Era un día lluvioso, de modo que Tenno llevaba chanclas de madera y portaba un paraguas.
Cuando Tenno llegó, Nan-in le dijo:
“Has dejado tus chanclas y tu paraguas a la entrada, ¿no es así?
Pues bien: ¿puedes decirme si has colocado el paraguas a la derecha o a la izquierda de las chanclas?”
Tenno no supo responder y quedó confuso.
Se dio cuenta entonces de que no había sido capaz de practicar la Consciencia Constante. De modo que se hizo alumno de Nan-in y estudió otros diez años hasta obtener la Consciencia Constante.
El hombre que es constantemente consciente, el hombre que está totalmente presente en cada momento: ése es el Maestro.
Ningún alumno Zen se atrevería a enseñar a los demás hasta haber vivido con su Maestro al menos durante diez años.
Después de diez años de aprendizaje, Tenno se convirtió en maestro.
Un día fue a visitar a su Maestro Man-in. Era un día lluvioso, de modo que Tenno llevaba chanclas de madera y portaba un paraguas.
Cuando Tenno llegó, Nan-in le dijo:
“Has dejado tus chanclas y tu paraguas a la entrada, ¿no es así?
Pues bien: ¿puedes decirme si has colocado el paraguas a la derecha o a la izquierda de las chanclas?”
Tenno no supo responder y quedó confuso.
Se dio cuenta entonces de que no había sido capaz de practicar la Consciencia Constante. De modo que se hizo alumno de Nan-in y estudió otros diez años hasta obtener la Consciencia Constante.
El hombre que es constantemente consciente, el hombre que está totalmente presente en cada momento: ése es el Maestro.
No es cuestión de hacer muchas cosas, sino que lo que hagas hacerlo bien; y para esto hay que tener el foco puesto solo en lo que se hace.
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