ESOPO.
Un caballo, orgulloso de su parafernalia fina, encontró un asno en la carretera.
El asno, que iba pesadamente cargado, caminaba despacio por el camino.
--Apenas--, dijo el caballo, --puedo yo resistir a darte una patada con mis talones, pues veo que solamente sirves para manejar cargas.
El asno mantuvo su paciencia, y sólo hizo una petición silenciosa a la justicia de los dioses.
No mucho tiempo después el caballo tuvo problemas de salud, y su dueño lo envió a trabajar a la granja.
El asno, viéndolo jalar una pesada carreta, así se mofó de él:
--¿Dónde, oh jactancioso, está ahora toda tu alegre parafernalia, y quién eres ahora reducido a la condición de cargador, a la que tan recientemente me trataste con desprecio?'
Un caballo, orgulloso de su parafernalia fina, encontró un asno en la carretera.
El asno, que iba pesadamente cargado, caminaba despacio por el camino.
--Apenas--, dijo el caballo, --puedo yo resistir a darte una patada con mis talones, pues veo que solamente sirves para manejar cargas.
El asno mantuvo su paciencia, y sólo hizo una petición silenciosa a la justicia de los dioses.
No mucho tiempo después el caballo tuvo problemas de salud, y su dueño lo envió a trabajar a la granja.
El asno, viéndolo jalar una pesada carreta, así se mofó de él:
--¿Dónde, oh jactancioso, está ahora toda tu alegre parafernalia, y quién eres ahora reducido a la condición de cargador, a la que tan recientemente me trataste con desprecio?'
Uno de los peores pecados es el de la soberbia, que nos empuja a tratar con desprecio a los demás, sin darnos cuenta que nuestra vida da muchas vueltas. Y hoy puede ser que nos encontremos arriba y, a los pocos días podemos estar abajo. Y no pasaría nada si hubiéramos sido humildes siempre, pues si hemos sido jactanciosos, como al caballo también a nosotros nos pasarán cuentas.
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