ESOPO.
Un pescador que también tocaba hábilmente la flauta, cogió
juntas sus flautas y sus redes para ir al mar; y sentado en una roca
saliente, púsose a tocar la flauta, esperando que los peces, atraídos
por sus dulces sones, saltarían del agua para ir hacia él. Mas, cansado
al cabo de su esfuerzo en vano, dejó la flauta a su lado, lanzó la red
al agua y cogió buen número de peces. Viéndoles brincar en la orilla
después de sacarlos de la red, exclamó el pescador flautista:
-¡Malditos animales: cuando tocaba la flauta no teníais ganas de bailar, y ahora que no lo hago parece que os dan cuerda!

-¡Malditos animales: cuando tocaba la flauta no teníais ganas de bailar, y ahora que no lo hago parece que os dan cuerda!
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