(JALAL EDDINE RUMI)
De regreso a la casa de la amada un joven llamó a su puerta y una voz dentro preguntó:
“¿Quién es?”.
El joven responde:
“Soy yo”.
Pero la voz replicó:
“Esta casa es demasiado pequeña, no hay sitio para dos”.
Y la puerta permaneció cerrada.
Entonces el joven llamó de nuevo”
“Mi querida, soy yo, ábreme. Estoy aquí”.
Pero la puerta no se abrió.
Entonces el enamorado se retiró al bosque, reflexionó y rezó por largo tiempo, en soledad. Pasado un año, regresó y llamó, todavía una vez más, a la puerta de su amada. Desde adentro la voz preguntó:
“¿Quién es?”.
El enamorado respondió:
“Soy “tú”, porque tú y yo somos una misma realidad”.
Entonces la puerta se abrió para dejarlo entrar.
De regreso a la casa de la amada un joven llamó a su puerta y una voz dentro preguntó:
“¿Quién es?”.
El joven responde:
“Soy yo”.
Pero la voz replicó:
“Esta casa es demasiado pequeña, no hay sitio para dos”.
Y la puerta permaneció cerrada.
Entonces el joven llamó de nuevo”
“Mi querida, soy yo, ábreme. Estoy aquí”.
Pero la puerta no se abrió.
Entonces el enamorado se retiró al bosque, reflexionó y rezó por largo tiempo, en soledad. Pasado un año, regresó y llamó, todavía una vez más, a la puerta de su amada. Desde adentro la voz preguntó:
“¿Quién es?”.
El enamorado respondió:
“Soy “tú”, porque tú y yo somos una misma realidad”.
Entonces la puerta se abrió para dejarlo entrar.
"No hay mayor amor que el que da la vida por el ser amado". Y para eso, hay quge dejar de pensar en nosotros mismos y vivir para el ser amado
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