(POPULAR CHINO)
Un hombre bueno y honrado había sido requerido por el Emperador para asumir el gobierno de una región allá en la antigua y milenaria China. Este buen hombre quiso comenzar bien su mandato y decidió pedir consejo a uno de sus mejores amigos.
Varios días después se reunía con su amigo, y al tiempo que se despedía de él le pedía, por favor, un consejo que le sirviera para la nueva etapa que iba a comenzar.
El amigo, conociéndole bien, después de reflexionar un poco le dijo:
-Sobre todo, sé paciente – le recomendó a su amigo – y de esa manera no tendrás dificultades en tus funciones. El nuevo gobernador le contestó que no lo olvidaría.
Su amigo le repitió tres veces la misma recomendación y cada vez, el futuro magistrado le prometió seguir su consejo. Pero cuando, por cuarta vez, le hizo la misma advertencia, estalló:
-¿Crees que soy un imbécil? ¡Ya van cuatro veces que me repites lo mismo!
El amigo simplemente le sonrió, y advirtiéndole de la dificultad que conllevaba el consejo que le había propuesto, le dijo:
-Ya ves que no es fácil ser paciente; lo único que he hecho ha sido repetir mi consejo dos veces más de lo conveniente y ya has montado en cólera – suspiró el amigo.
Un hombre bueno y honrado había sido requerido por el Emperador para asumir el gobierno de una región allá en la antigua y milenaria China. Este buen hombre quiso comenzar bien su mandato y decidió pedir consejo a uno de sus mejores amigos.
Varios días después se reunía con su amigo, y al tiempo que se despedía de él le pedía, por favor, un consejo que le sirviera para la nueva etapa que iba a comenzar.
El amigo, conociéndole bien, después de reflexionar un poco le dijo:
-Sobre todo, sé paciente – le recomendó a su amigo – y de esa manera no tendrás dificultades en tus funciones. El nuevo gobernador le contestó que no lo olvidaría.
Su amigo le repitió tres veces la misma recomendación y cada vez, el futuro magistrado le prometió seguir su consejo. Pero cuando, por cuarta vez, le hizo la misma advertencia, estalló:
-¿Crees que soy un imbécil? ¡Ya van cuatro veces que me repites lo mismo!
El amigo simplemente le sonrió, y advirtiéndole de la dificultad que conllevaba el consejo que le había propuesto, le dijo:
-Ya ves que no es fácil ser paciente; lo único que he hecho ha sido repetir mi consejo dos veces más de lo conveniente y ya has montado en cólera – suspiró el amigo.
"La paciencia, la más heroica de todas las virtudes, porque carece de todo tipo de heroicidad". La paciencia, aunque no se la ve, es la que más trabaja, hasta el punto que, el amor se consigue a base de paciencia.
ResponderEliminar