Un discípulo deseaba ardientemente renunciar al mundo, pero afirmaba que
su familia le amaba demasiado como para permitirle que se fuera.
“¿Amarte?”, le dijo su maestro. “Eso no es amor en absoluto, y te lo voy a demostrar.”
Entonces, llevando aparte al discípulo le reveló un secreto del yoga que le permitiría simular que estaba muerto.
Al día siguiente, según todas las apariencias externas, aquel discípulo apareció como muerto, y la casa se llenó de llantos y lamentaciones de parte de sus familiares.
Entonces se presentó el maestro y dijo a la desconsolada familia que él tenía poder para resucitarlo si había alguien que quisiera morir en su lugar. Y se preguntó si había algún voluntario.
Para sorpresa del “cadáver”, todos los miembros de la familia comenzaron a aducir razones por las que debían seguir viviendo. Su propia mujer resumió los sentimientos de todos con estas palabras:
“En realidad, no hay necesidad de que nadie ocupe su lugar. Ya nos las arreglaremos sin él”.
“¿Amarte?”, le dijo su maestro. “Eso no es amor en absoluto, y te lo voy a demostrar.”
Entonces, llevando aparte al discípulo le reveló un secreto del yoga que le permitiría simular que estaba muerto.
Al día siguiente, según todas las apariencias externas, aquel discípulo apareció como muerto, y la casa se llenó de llantos y lamentaciones de parte de sus familiares.
Entonces se presentó el maestro y dijo a la desconsolada familia que él tenía poder para resucitarlo si había alguien que quisiera morir en su lugar. Y se preguntó si había algún voluntario.
Para sorpresa del “cadáver”, todos los miembros de la familia comenzaron a aducir razones por las que debían seguir viviendo. Su propia mujer resumió los sentimientos de todos con estas palabras:
“En realidad, no hay necesidad de que nadie ocupe su lugar. Ya nos las arreglaremos sin él”.
Me han entrado ganas de reír al acabar de leer el cuento, pero eso no quiere decir que sea malo, todo lo contrario, es un cueto muy interesante. Mi opiión personal es que no siempre ocurre esto, pero estoy seguro que la mayor parte de las veces sí; y la m ejor prueba de ello es que, si no fuera así, no meteríamos a nuestros padres en las residenias de ancianos; no solo no los quitamos de encimas después de muertos, nos los quitamos en vida,.
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