Una vez, en el cruce de un camino, un Poeta pobre encontró a un rico Estúpido, y conversaron. Y todo lo que decían revelaba el descontento de ambos.
Entonces el Ángel del Camino se acercó y posó su mano sobre el hombro de los dos hombres. Y, créanlo, un milagro se produjo; ambos intercambiaron sus posesiones.
Y se alejaron. Pero, cosa difícil de relatar, el Poeta miró y encontró sólo arena seca en sus manos; y el Estúpido cerró los ojos y sintió nada más que nubes en su corazón.
Gibrán Jalil Gibrán
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