ANTHONY DE MELLO.
Cuando acude a ti el neurótico en busca de ayuda, rara vez pretende ser curado, porque toda curación es dolorosa. Lo que realmente desea es encontrarse a gusto con su neurosis. O, mejor aún, anhela un milagro que le cure sin dolor.
Al viejo le encantaba fumar su pipa después de la cena. Una noche su mjer olió que algo se quemaba y gritó: "¡Por Dios bendito, papá! Se te están quemando los bigotes".
"Ya lo sé", respondió el viejo airadamente. "¿No ves que estoy pidiendo la lluvia?".
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