ESOPO.
Una mosca sentada en el árbol de una carreta, se dirigió a la mula que la jalaba, diciéndole,
--¡Qué lenta que es usted! ¿Por qué no va más rápido? A ver si no la pincho en su cuello con mi picadura.
--La mula de transporte contestó,
--No me interesan sus amenazas; sólo pongo atención al que se sienta más arriba de donde está usted, y es quién acelera mi paso con su fusta, o me contiene con las riendas. Váyase lejos, por lo tanto, con su insolencia, ya que sé bien cuando debo ir rápida, y cuando debo ir lenta.
--¡Qué lenta que es usted! ¿Por qué no va más rápido? A ver si no la pincho en su cuello con mi picadura.
--La mula de transporte contestó,
--No me interesan sus amenazas; sólo pongo atención al que se sienta más arriba de donde está usted, y es quién acelera mi paso con su fusta, o me contiene con las riendas. Váyase lejos, por lo tanto, con su insolencia, ya que sé bien cuando debo ir rápida, y cuando debo ir lenta.
Un lobo acusó a una zorra de robo, pero la zorra, siendo en realidad inocente, negó totalmente la acusación.
Un asno que se alimentaba en un prado vio a un lobo
acercarse para agarrarlo, e inmediatamente pretendió ser cojo. El lobo,
acercándose, preguntó la causa de su cojera.
Una comadreja, inactiva por su edad y sus enfermedades, no era capaz de agarrar a ratones como antes lo hacía.
Una alondra había hecho su nido a principios de la
primavera en el joven trigo verde. Sus crías habían alcanzado casi todo
su desarrollo y conocían el uso de sus alas y su cuerpo estaba ya lleno
de plumas, cuando el dueño del campo, revisando su cosecha madura,
dijo,
Dos hombres, uno quién siempre decía la verdad y el otro
quién decía solamente mentiras, viajaban juntos y por casualidad
vinieron a la tierra de los monos.
Un ladrón vino por la noche para robar en una casa. Él
trajo consigo varias rebanadas de carne a fin de pacificar al perro
guardián, de modo que no alarmara a su patrón ladrando.
En un tiempo el caballo tenía todo el pasto de la llanura solamente para él.
Un marinero, comprometido en un viaje largo, llevó con él a
un mono para divertirlo mientras estaba a bordo. Cuando estaban cerca
de la costa de Grecia, una violenta tempestad se levantó y el barco fue
arruinado, y el marinero, su mono, y todo el equipo fue obligado a nadar
para salvar sus vidas. 

Una serpiente y un águila luchaban entre sí en un
conflicto mortal. La serpiente llevaba la ventaja, y estuvo a punto de
estrangular a la ave.
Un águila hizo su estancia en lo alto de un roble alto;
una gata, habiendo encontrado un agujero conveniente, se asentó en el
medio del tronco; y una cerda salvaje, con sus crías, tomó refugio en un
hueco al pie del árbol.
Un venado pidió a una oveja que le prestara una medida de trigo, y dijo que el lobo le daría su garantía.
Un toro se esforzaba con toda su fuerza por apretarse para
pasar por un paso estrecho que conducía a su puesto. Un ternero joven
subió, y ofreció ir antes y mostrarle el modo por el cual él podría
lograr pasar.
Un amaranto plantado en un jardín cerca de un rosal, así se dirigía a él:
Una avispa se asentó sobre la cabeza de una serpiente y, golpeándola incesantemente con sus picaduras, la hirió de muerte.
Un Arquero muy hábil fue a las montañas en busca de caza,
pero todas las bestias del bosque escapaban cuando se acercaba. Sin
embargo, un león, él solo, lo desafió para combatir.
Un pastor, mirando a su asno que se alimentaba en un
prado, fue alarmado de repente por los gritos del enemigo. Él apeló al
asno para huir rápido de allí junto con él, no fuera que ambos pudieran
ser capturados, pero el animal perezosamente contestó:
Un perro perseguía afanosamente a una liebre, pero al cabo
de una larga carrera, se dio por vencido. Un pastor que lo vio parar,
se mofaba de él diciéndole: