Un alumno que quería aprender esoterismo de un gran maestro insistía mucho para que lo recibiere. ¡Maestro enseñame!, no, no lo haré.
¡Maestro es deber enseñar al que lo desea de corazón!...
¡No no lo haré, no insistas!....
Un día cualquiera el maestro deambulaba por la rivera de un hermoso arroyo y apareció el alumno, y le dijo:
Creo que es el momento de que me enseñes Maestro...y el maestro le dijo --- ven acercarte, conmigo al borde de este arroyo --- y efectivamente este lo hizo y el maestro tomándolo de la cabeza lo sumergió en el agua un tiempo prudencial,
cuando el alumno sentía que se ahogaba comenzó a rasguñar los brazos del maestro, y cuando este lo hubo sacado le preguntó, ¿que pensaste cuando te estabas ahogando?, acaso pensaste en tu familia?
Y el alumno después de haber tomado aliento respondió ¡NO!,
¿En tus amigos?
-No-
¿Entonces que era lo que pensabas o necesitabas?
-Tenía hambre de Aire, Oxígeno.
¡Ah!. Entonces cuando tengas esa misma hambre por aprender ese día te enseñare...
Todo esto quiere decir que no solo es querer y poder, es mucho más...
Muchos son los que comienzan, pocos los que siguen y menos aún los que lo consiguen. Como dice el cuento, no basta con querer y poder, hay que mostrar una firme predisposición por llegar; y también vocación por lo que queremos hacer.
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