Un cierto discípulo preguntó a su maestro ¿Debería leer libros?, el
maestro le respondió, el estudio de las escrituras despertará en ti un
mayor anhelo de conocer a Dios, siempre que leas los versículos
lentamente, esforzándote en asimilar su profundo significado. Pero
cuando no se acompaña de la práctica de los preceptos que ella contiene,
la lectura de la literatura sagrada produce vanidad, falsa
satisfacción, y lo que yo llamo una indigestión intelectual.
Numerosas personas deben dedicar su atención a la lectura de los libros superficiales, pero los renunciantes como tu, no deberían leer literatura profana, es decir aquellas que no tienen a Dios en sus páginas.
Numerosas personas deben dedicar su atención a la lectura de los libros superficiales, pero los renunciantes como tu, no deberían leer literatura profana, es decir aquellas que no tienen a Dios en sus páginas.
Es verdad que tal vez leemos de una forma equivocada.
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