ESOPO.
Había un palafrenero que robaba y llevaba a vender la cebada de su caballo; pero en cambio, se pasaba el día entero limpiándole y peinándole para lucirlo de lo mejor.
Un día el caballo le dijo:
-- Si realmente quieres que me vea hermoso, no robes la cebada que es para mi alimento.
Un día el caballo le dijo:
-- Si realmente quieres que me vea hermoso, no robes la cebada que es para mi alimento.
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